Comentario
La desbandada de los batallones del Vietminh, perseguidos con todos sus medios por los franceses, destrozó el 30 por 100 de las fuerzas organizadas de Giap, que tardó meses en reorganizarlas. Por otro lado, aquel revés llenó de dudas a los comunistas sobre sus posibilidades en las batallas campales, donde el enemigo siempre tenía una carta en la manga y en las que la aviación podía resultar decisiva. Por lo cual, mientras reorganizaba las unidades regulares, activaba su eficaz lucha guerrillera. Entre tanto, De Lattre, enfermo de cáncer, falleció en 1952. Le sucedieron Salam y, más tarde, Navarre, que no pudieron frenar el incesante acoso de las invisibles guerrillas.
En ese período volvió a cambiar el panorama internacional. Se había cerrado la Guerra de Corea con un armisticio y una separación Norte-Sur en el paralelo 38°, prácticamente donde estaban las cosas antes de que comenzara el conflicto. En Estados Unidos había, desde enero de 1953, un nuevo presidente, Eisenhower, Ike, y su secretario de Estado, John Foster Dulles, estaba empeñado a rodear al mundo comunista de un cinturón de seguridad. Respecto a Vietnam, Washington trataría de impedir que cayera en manos comunistas, pues tendría un efecto dominó sobre Laos, Camboya y Thailandia.
Por tanto, Eisenhower decidió jugar allí sus cartas, aunque sin intervenir directamente, salvo que lo hiciera China. En 1953, Ike valoraba las consecuencias de la derrota francesa en Vietnam: "... Perderíamos el estaño y el tungsteno de esa región, que tanta importancia tienen para nosotros. Por tanto, cuando aprobamos 400 millones de dólares para esa guerra no estamos pensando en su liquidación, sino que elegimos el medio más barato para evitar algo que sería nefasto para nuestra seguridad, para nuestro poder y para conseguir las materias primas que existen en Indochina".
El creciente apoyo norteamericano -que en 1950 cubría el 15 por 100 del coste de la guerra y en 1954, el 82 por 100- insufló nuevas esperanzas en Francia. Cierto que había retrocedido en el control del territorio, pero el Vietminh rehuía los choques frontales. Por eso, cuando París pidió al general Navarre que impidiera el apoyo del Vietminh a los comunistas laosianos, creyó hallar la solución en el valle de Dien Bien Phu, a 350 km de Hanoi y a 30 de la frontera de Laos. Allí podía establecerse una poderosa base que impidiera el refuerzo del Vietminh al Patet Lao y que dispusiera de una potente artillería capaz de destruir cualquier concentración de fuerzas enemigas. Era la misma idea desarrollada con éxito por De Lattre en Vinh Yen.